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Ventilar sin perder eficiencia: el equilibrio imprescindible en las ventanas modernas

La estanqueidad es, sin duda, una de las características más valoradas en el desempeño de cualquier ventana. Garantiza el aislamiento térmico, reduce la infiltración de ruido, evita filtraciones de agua y protege al usuario de condiciones ambientales adversas. Sin embargo, esta cualidad —que en la industria hemos impulsado con razón— se enfrenta hoy a un reto fundamental: la necesidad de mantener niveles adecuados de ventilación para asegurar ambientes saludables dentro de los edificios.

Durante décadas, la construcción ha avanzado hacia envolventes cada vez más herméticas con el objetivo de mejorar la eficiencia energética. Pero una ventana “perfectamente sellada”, sin un diseño integral de ventilación, puede generar interiores con acumulación de humedad, concentración de CO₂, aparición de moho y una disminución general en la calidad del aire. Es decir: una ventana que cumple técnicamente puede, paradójicamente, fallar en garantizar bienestar.

El dilema aparente: estanqueidad vs. ventilación

La falsa dicotomía entre hermeticidad y salud interior ha provocado que muchos usuarios y constructores tomen decisiones precipitadas: elegir ventanas de bajo desempeño para “dejar pasar el aire”, o por el contrario, sellar completamente los espacios y depender de aperturas ocasionales o de sistemas mecánicos improvisados. Ambos extremos son problemáticos.

Lo que verdaderamente necesitamos es un enfoque que concilie la eficiencia energética —indispensable para reducir consumos y emisiones— con una ventilación adecuada, constante y controlada. Para lograrlo, existen soluciones que deben integrarse desde la etapa de diseño y especificación del sistema de ventana.

Estrategias de ventilación compatibles con ventanas eficientes

La industria cuenta hoy con herramientas que permiten ventilar sin sacrificar el desempeño. Lo que falta es conocimiento, voluntad y una correcta prescripción. Entre las opciones más relevantes se encuentran:

1. Dispositivos de ventilación controlada integrados a la ventana

Son sistemas que se incorporan en el marco o la hoja y permiten el ingreso de aire fresco de manera regulada cuando la ventana está cerrada.

  • Mantienen la estanqueidad frente a lluvia y ruido.
  • Ofrecen tasas de renovación de aire constantes.
  • Reducen la dependencia de aperturas manuales, especialmente en climas extremos.

Estos dispositivos son comunes en mercados avanzados y representan una solución inmediata para equilibrar salud interior y eficiencia.

2. Ventilación natural cruzada

Consiste en el diseño estratégico de ventanas en fachadas opuestas o adyacentes que permiten la circulación del aire por diferencia de presión.

  • No requiere equipos adicionales.
  • Mejora la sensación térmica y reduce cargas de enfriamiento.
  • Exige una especificación técnica cuidadosa para mantener el desempeño cuando la ventana está cerrada.

Es una solución arquitectónica que se pierde cuando las decisiones se toman “en obra” sin asesoría.

3. Ventanas abatibles y proyectables para ventilación segura

Las ventanas eficientes no implican renunciar a la apertura.

  • Las ventanas oscilobatientes, proyectables y de apertura restringida permiten ventilar de manera controlada sin comprometer seguridad ni estanqueidad.
  • Su correcto funcionamiento depende de herrajes certificados y perfiles con altos niveles de hermeticidad.

Este tipo de sistemas ofrece una ventilación natural modulada y segura, especialmente útil en edificios habitacionales y educativos.

4. Ventilación mecánica con recuperación de calor (VMC)

En proyectos de alto desempeño energético, la ventilación mecánica es la solución más precisa.

  • Renueva el aire sin permitir la fuga de energía.
  • Mantiene niveles óptimos de humedad y CO₂.
  • Se complementa perfectamente con ventanas de altas prestaciones.

Cada vez más edificios en México están comenzando a integrar VMC, aunque su adopción aún es limitada por desconocimiento y costo inicial.

El papel crucial de la especificación técnica

La discusión sobre la ventilación no puede servir como pretexto para volver a ventanas de bajo desempeño o sistemas improvisados. Al contrario, nos obliga a especificar mejor.

Una ventana eficiente debe ser hermética cuando está cerrada y debe permitir ventilación cuando se requiere, ya sea mediante apertura controlada, dispositivos integrados o sistemas mecánicos.

Cuando se eligen ventanas únicamente por costo, sin pruebas de desempeño, sin considerar el clima local o sin diseño arquitectónico integral, el resultado es siempre el mismo: edificios incómodos, insalubres y energéticamente ineficientes.

No basta con fabricar buenos productos; debemos comunicar mejor los beneficios de las ventanas eficientes y, sobre todo, integrar el concepto de ventilación saludable como un elemento inseparable del diseño de la envolvente.

Ventilar no significa perder eficiencia. Significa diseñar con inteligencia.

Los edificios del futuro —y del presente— deben ser estancos cuando así lo requieren, y respirables cuando el bienestar del usuario lo demanda. La verdadera calidad surge del equilibrio, no de los extremos. Si logramos impulsar esta visión, dejaremos atrás la idea de que la ventilación y la eficiencia energética compiten entre sí. La ventana moderna no solo ilumina: regula, protege, respira y contribuye activamente a la salud ambiental y humana.

Porque una ventana eficiente no solo aísla, también ventila. Es en esa dualidad bien resuelta, donde se encuentra el verdadero valor del producto y la oportunidad para transformar la calidad de vida dentro de nuestros edificios.

Colaboración: AMEVEC

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