La ventilación inducida es una técnica de diseño indispensable que los arquitectos deben considerar en cualquier proyecto debido a su impacto significativo en la calidad del aire interior, el confort térmico y la eficiencia energética de un edificio. Esta técnica aprovecha el movimiento natural del aire, generado por diferencias de temperatura y presión, para mejorar la circulación del aire en el interior de los edificios. A diferencia de los sistemas de ventilación mecánica, que requieren equipos y consumo de energía, la ventilación inducida es una solución pasiva y sostenible que puede reducir la necesidad de sistemas de climatización artificial.
En espacios cerrados, la acumulación de contaminantes, como el dióxido de carbono, los compuestos orgánicos volátiles y los microorganismos, puede afectar negativamente la salud y el bienestar de los ocupantes. La ventilación inducida facilita la renovación constante del aire interior, eliminando estos contaminantes y proporcionando un ambiente más saludable. Esto es especialmente importante en edificios donde las personas pasan largos períodos de tiempo, como oficinas, escuelas y viviendas.
La eficiencia energética es una consideración clave en el diseño de edificios modernos. La ventilación inducida puede desempeñar un papel vital en la reducción del consumo de energía al disminuir la dependencia de sistemas mecánicos de calefacción, ventilación y aire acondicionado (HVAC). Al diseñar estratégicamente la ubicación de ventanas, aberturas y conductos de ventilación, los arquitectos pueden maximizar la circulación natural del aire y minimizar la necesidad de sistemas mecánicos costosos y energéticamente intensivos. Esto no solo reduce los costos operativos, sino que también disminuye la huella de carbono del edificio.
Al utilizar métodos pasivos para controlar la calidad del aire y la temperatura abonamos a la sostenibilidad de los edificios, los arquitectos pueden diseñar proyectos que sean más respetuosos con el medio ambiente. Además, esta práctica puede contribuir a la obtención de certificaciones de edificios sostenibles, como LEED o BREEAM, mejorando la reputación del proyecto y atrayendo a clientes interesados en la sostenibilidad.