Nuestros edificios están sometidos a la radiación solar directa desde que el sol sale hasta que se pone. Por esta razón, es necesario considerar elementos arquitectónicos de control solar que los protejan y proyecten sombra sobre los espacios más sensibles a los efectos del sobrecalentamiento que afectará el confort térmico al interior del edificio.
Una parte importante de la temperatura interior en casas y edificios se debe a la radiación solar que penetra por puertas y ventanas. Para limitar y controlar el impacto dañino de los rayos UV y aprovechar el efecto beneficioso de la luz natural en nuestras actividades diarias existe una amplia variedad de toldos para la protección solar. Conocerlos y hacer un buen uso de ellos, es indispensable para conseguir mantener la casa fresca y limitar el uso continuo del aire acondicionado.
Colocar un toldo será una de las soluciones más eficaces y económicas para proteger nuestra vivienda de la radiación. Para ello, habremos de tener en cuenta que, si la fachada donde colocaremos el toldo está orientada al oeste éste deberá ser más vertical o inclinado, mientras que, si la fachada está orientada al sur, deberá proyectarse más horizontal. Los toldos no deben desplegarse exclusivamente cuando veamos que el sol entra por la ventana o por la terraza, si no durante todo el día ya que generarán una barrera de protección permanente que hará que los materiales de nuestro edificio se calienten menos.
El mayor enemigo del toldo es, sin duda, el viento. Ráfagas superiores a 35 km/ hora pueden ocasionar grandes daños físicos y materiales que deben evitarse conociendo los límites establecidos por el fabricante y evaluando las condiciones de exposición de cada instalación. La resistencia a la carga de viento es especialmente importante de valorar sobre todo en instalaciones situadas a gran altura como es el caso de las ventanas ubicadas en fachadas expuestas, donde las presiones de viento son considerables. Para ello es importante tener en cuenta que, bajo la acción del viento, actuando este en presión o depresión, un toldo debe cumplir unos requisitos tales como no sufrir deformaciones, deterioro de su funcionamiento o poner en riesgo a las personas. Por la misma razón será conveniente automatizar su funcionamiento e incluir sensores de viento que garanticen que el todo se autoproteja ante la presencia de ráfagas de viento que adviertan de la necesidad de resguardarlo a sus efectos devastadores.
En condiciones de lluvia abundante los toldos proyectados en fachada pueden ocasionar problemas por la creación de embolsamientos de agua como resultado de la acumulación o retención de líquido en zonas del tejido. A pesar de ello, el toldo ha de poder resistir la carga correspondiente en lo que a brazos y tejido se refiere. Si no se percibiera así, deberemos de resguardar la tela de forma inmediata. Para que el toldo pueda cumplir con este objetivo será necesario que tenga una pendiente mínima de 25% y la tela enteramente desplegada deberá resistir la fuerza creada por la eventual retención de agua sin causar rotura y asegurar la evacuación del líquido para evitar la formación de una bolsa de agua. Tras la descarga y secado de la tela, ésta debe recuperarse y mantener la fuerza de maniobra del toldo
El color de un toldo también es muy importante. Aunque encontramos toldos de todos los tipos y colores, el color blanco es el que mejor se comporta frente a la radicación solar ya que es muy reflectante. Entre un toldo oscuro y un toldo blanco, la diferencia en cuanto eficacia puede llegar al 15%. Lo mismo ocurre con la transparencia. Así, cuanto menos transparente y más claro sea un toldo, mejor funcionará.
Al incluir un toldo en una terraza, balcón, en un patio o en un jardín, podemos extender el espacio vital utilizable de nuestro hogar obteniendo sombra, frescura, protección solar y de la lluvia. Si, por el contrario, lo que requerimos es un poco más de luz en invierno, simplemente bastará con plegarlo.
Un toldo inteligente que se abre o cierra en función de una orden horaria, o mejor aún, en función de si hace sol, sombra, viento o calma ya no está reservado para la casa del futuro, sino para su propio hogar.
Colaboración: AMEVEC