México se encuentra en una posición geográfica privilegiada que podría convertirlo en un centro estratégico para la industria del vidrio y los cerramientos en América.
Su ubicación, entre Estados Unidos y América Latina, le otorga una doble ventaja: acceso directo a uno de los mercados más avanzados del mundo y la posibilidad de abastecer a las economías emergentes del sur. Sin embargo, esta oportunidad sigue poco aprovechada. La ausencia de una estrategia industrial clara y de coordinación entre actores públicos y privados ha impedido consolidar una red de producción, innovación y exportación capaz de aprovechar su papel como puente natural entre ambos bloques económicos.
A pesar de contar con infraestructura sólida y tratados comerciales que facilitan el intercambio, la industria mexicana del vidrio y los cerramientos sigue orientada principalmente al consumo interno, sin la proyección internacional que podría alcanzar. Muchas empresas carecen de incentivos o visión para invertir en tecnología, certificaciones y desarrollo de producto que les permita competir fuera del país. En lugar de integrarse a cadenas de valor globales, operan de manera aislada, lo que reduce su competitividad y limita la atracción de inversión extranjera.
Otro obstáculo importante es la escasa disposición del empresariado a colaborar y compartir conocimiento. A pesar de la cercanía con el mercado estadounidense —uno de los mayores consumidores de vidrio arquitectónico del mundo—, gran parte del sector mantiene una postura defensiva frente a la competencia exterior. Esta falta de interacción impide que surjan alianzas, transferencia tecnológica o sinergias que impulsen la innovación. Por ello, resulta indispensable organizar una exposición, funcional, técnica y efectiva, donde converjan fabricantes, distribuidores, arquitectos, diseñadores y proveedores de tecnología. Un evento de este tipo permitiría no solo mostrar la capacidad nacional, sino también abrir espacios de diálogo, negocios y cooperación internacional.
El reto para México no es solo productivo, sino de visión estratégica y colaboración institucional. La creación de una exposición internacional de alto nivel sería el primer paso para integrar la industria, fortalecer su identidad y posicionarla en el mapa global. Con su ubicación, talento y capacidad de construcción, el país podría convertirse en un referente continental en vidrio arquitectónico, cerramientos inteligentes y materiales sostenibles. Para lograrlo, el sector debe abandonar el aislamiento y asumir un compromiso colectivo con la innovación, la apertura y la competitividad internacional. Solo así México transformará su potencial en liderazgo real dentro de la industria global.
La industria mexicana necesita espacios que faciliten interacción, diálogo técnico y generación de negocios internacionales. En este contexto, AMEVEC se posiciona como una plataforma reconocida y visible, capaz de articular actores, promover estándares de calidad y abrir puertas a mercados globales. La asociación puede convertirse en el catalizador que transforme la dispersión actual en una red sólida de innovación y competitividad, un punto de encuentro para generar cooperación internacional y fortalecer la identidad de la industria mexicana.
El liderazgo requiere estrategia, colaboración y visión de largo plazo. Una industria cohesionada y visible aumentará su influencia frente a reguladores, inversionistas y consumidores internacionales, colocando a México en una posición competitiva frente a mercados ya consolidados. Con una estrategia coordinada y la participación activa de AMEVEC, México no solo podría abastecer mercados internacionales, sino convertirse en un ejemplo de innovación, eficiencia y sostenibilidad en la industria del vidrio y los cerramientos.
La invitación es clara: es momento de unir esfuerzos, mostrar la capacidad nacional y asumir un compromiso colectivo con la competitividad global. Solo así la ventaja geográfica se transformará en liderazgo real y sostenible.
En mi opinión,
José Manuel Barceló
Presidente de AMEVEC
