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Medidas prácticas para la rehabilitación energética de los edificios

La rehabilitación energética de edificios es una práctica cada vez más extendida que tiene como objetivo mejorar la eficiencia energética y reducir el consumo de energía. Dos de las técnicas más efectivas en este campo son la instalación de fachadas ventiladas y sistemas de protección solar. Estas soluciones han demostrado ser capaces de transformar significativamente el rendimiento energético de los edificios, generando beneficios económicos y ambientales.

Las fachadas ventiladas y los sistemas de protección solar pueden adaptarse a una variedad de diseños arquitectónicos y tipos de edificios, desde residenciales hasta comerciales e industriales. Esta adaptabilidad facilita su implementación en proyectos de rehabilitación de diversa índole, aumentando su alcance y efectividad.

Las fachadas ventiladas consisten en una capa externa de revestimiento separada de la estructura del edificio por una cámara de aire. Esta cámara permite una circulación continua de aire, lo que contribuye a la regulación térmica del edificio. En climas cálidos, el aire en la cámara se calienta y asciende, expulsando el calor y reduciendo la carga térmica en el interior del edificio. En climas fríos, la fachada actúa como una capa adicional de aislamiento, disminuyendo las pérdidas de calor y mejorando la eficiencia energética.

La incorporación de sistemas de protección solar, como persianas, toldos y parasoles, complementa a las fachadas ventiladas al controlar la cantidad de radiación solar que ingresa al edificio principalmente por las áreas vidriadas. Estos sistemas son cruciales para evitar el sobrecalentamiento en los meses de verano y reducir la dependencia de sistemas de climatización artificial. Al mismo tiempo, permiten aprovechar la luz natural, reduciendo el consumo de electricidad para iluminación.

Diferentes estudios realizados en edificios rehabilitados con estas tecnologías han mostrado resultados extraordinarios. En términos de ahorro energético, se ha observado una reducción de hasta el 40% en el consumo de energía para climatización. Este ahorro se traduce directamente en una disminución de las emisiones de dióxido de carbono, contribuyendo a la mitigación del cambio climático y mejorando la calidad del aire en las zonas urbanas. Además de ello, la prescripción de estos sistemas también mejorará el confort térmico de los ocupantes. Las temperaturas interiores se mantendrán más estables, lo que incrementará el bienestar y la productividad de quienes viven o trabajan en estos edificios. Este factor es especialmente relevante en el contexto de cambios climáticos, donde las temperaturas extremas son cada vez más frecuentes.

El uso de materiales reciclados y reciclables en la construcción de fachadas ventiladas y sistemas de protección solar es una práctica se alinea con los criterios de sostenibilidad que están impulsando la construcción de nuevos proyectos. Esto no solo reduce el impacto ambiental durante el proceso de fabricación e instalación, sino que también facilita el manejo de residuos al final de la vida útil del edificio.

Desde el punto de vista económico, la inversión en estos sistemas se recupera en un período relativamente corto gracias a los ahorros en las facturas de energía. Además, los edificios que incorporan tecnologías de eficiencia energética aumentan su valor de mercado. Esto se debe no solo a los menores costos operativos, sino también a la creciente demanda de inmuebles sostenibles por parte de compradores y arrendatarios conscientes del medio ambiente.

Colaboración: AMEVEC

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