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Iluminación cenital: diseño, clima y eficiencia

La luz natural es uno de los recursos más valorados en el diseño contemporáneo. Aporta bienestar, realza los materiales y transforma la percepción del espacio. En este contexto, los domos y tragaluces se han consolidado como soluciones arquitectónicas ideales para llevar iluminación cenital a zonas donde la luz lateral no es suficiente, desde áreas sociales hasta pasillos, baños y espacios comerciales.

Numerosos estudios confirman que la exposición a la luz natural mejora el estado de ánimo, regula los ritmos circadianos y eleva la productividad. En el ámbito residencial, un espacio bien iluminado se percibe más amplio, más limpio y más habitable. En proyectos de interiorismo, la entrada de luz desde la cubierta permite jugar con sombras, reflejos y contrastes que enriquecen la experiencia sensorial del usuario.

La incorporación de domos y tragaluces debe evaluarse cuidadosamente en función de su aportación térmica. En climas cálidos, una superficie excesiva o una especificación inadecuada puede generar ganancias de calor no deseadas, incrementando la carga térmica del edificio y el consumo energético por climatización. En climas fríos, por el contrario, una mala selección puede provocar pérdidas de calor y condensaciones. La clave está en el equilibrio. 

Hoy en día, la tecnología ofrece soluciones avanzadas: acrílicos y policarbonatos con control solar, vidrios dobles o triples, capas low‑e, difusores de luz y sistemas de apertura para ventilación natural. Estas opciones permiten aprovechar al máximo la iluminación natural mientras se controla el confort térmico y se mejora la eficiencia energética. 

La orientación, el tamaño y la proporción del tragaluz son determinantes. No se trata de iluminar más, sino de iluminar mejor. Un diseño bien calculado puede reducir el uso de iluminación artificial durante el día sin comprometer la temperatura interior, convirtiendo al domo en un aliado del confort y la sostenibilidad.

En decoración y arquitectura interior, los domos y tragaluces representan una oportunidad para conectar los espacios con el cielo, el paso del tiempo y la naturaleza. Cuando su uso se analiza de manera integral —considerando clima, materiales y desempeño térmico— dejan de ser solo un elemento estético para convertirse en una decisión inteligente que eleva la calidad de vida y el valor del proyecto.

Colaboración: AMEVEC Solar

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