El confort entra en el juego de la arquitectura englobando cuatro de nuestros sentidos: la vista, el tacto, el oído y el olfato. Por ejemplo ¿Qué pasa si entramos a un edificio donde se desprende un olor que identificamos como desagradable? No importa si los interiores tienen calidad visual y proporciones excelentes. No lo valoraremos igual.
¿Cómo se mide?
El confort se puede definir como «una sensación agradable que percibe el ser humano y que produce bienestar». Este concepto tan subjetivo está parametrizado científicamente clasificándose en diferentes tipos de confort, tantos como sentidos tenemos:
- El confort visual: Tiene que ver con los colores (impacto visual), el deslumbramiento y con la calidad lumínica de los espacios y planos de trabajo (lux).
- El confort térmico: Maneja parámetros medioambientales y la actividad que el usuario desarrolla.
- El confort acústico: Pone en valor tanto el aislamiento como el acondicionamiento acústico.
- El confort olfativo. Muy orientado a la calidad ambiental interior y la renovación del aire.
- El confort psicológico: La percepción global por nuestra mente de todos los anteriores.
Gran parte de la investigación y determinación empírica del confort ambiental fue llevada a cabo por el científico danés Povl Ole Fanger a principios del siglo XX, cuyo trabajo fue ampliamente valorado e incorporado a la normativa internacional ISO 7730. Gracias al trabajo de Fanger, podemos medir el confort según los valores de los siguientes parámetros:
- Parámetros ambientales (objetivos): temperatura seca del aire, temperatura operativa, temperatura radiante media, humedad relativa y velocidad media del aire.
- Parámetros arquitectónicos (subjetivos): adaptabilidad del espacio, contacto visual y auditivo.
Soluciones altas en confort y (además) bajas en Carbono
Afortunadamente,la arquitectura pasiva, eficiente y baja en carbono se caracteriza por tener en cuenta desde el principio el confort ambiental. Aquí te damos algunas estrategias para que integres conceptos de confort en tus proyectos:
- Utilizar protecciones solares que eviten el deslumbramiento debido al sol.
- Continuidad del aislamiento térmico en todo el edificio.
- Aislamiento acústico en huecos de fachada optando por ventanas aislantes y eficientes.
- Aislamiento acústico en suelos y techos de forjado con materiales adecuados.
- Diseñar espacios de usos comunes en el edificio.
- Control y mejora de la calidad del aire con equipos de ventilación mecánica forzada.
- Disponer el plano de colocación de ventanas siguiendo la línea del aislamiento térmico.
Los sistemas para ventanas y puertas Kömmerling®, tienen una alta calidad en prestaciones como permeabilidad al aire y estanqueidad, así mismo obtienes un mayor aislamiento térmico y acústico, que en conjunto permiten que tus espacios sean confortables, seguros y eficientes.
Colaboración: Kömmerling