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La ventana olvidada: un eslabón clave pendiente en la construcción sustentable

El discurso de la construcción sustentable en México ha avanzado de manera significativa en los últimos años. Conceptos como ecotecnologías, eficiencia energética y reducción de emisiones se han incorporado progresivamente al lenguaje técnico, institucional y financiero del sector. Sin embargo, en esta narrativa persiste una omisión crítica: la ventana. Paradójicamente, uno de los elementos más determinantes para el ahorro y control del consumo energético continúa excluido del término que define las ecotecnologías susceptibles de ser integradas en modelos de construcción sustentable.

La ventana es, por definición, un componente fundamental de la envolvente arquitectónica y un regulador directo del intercambio térmico, lumínico y energético entre el interior y el exterior de los edificios. A través de ella se producen ganancias y pérdidas de calor, se controla la entrada de radiación solar y se gestiona el aprovechamiento de la luz natural. Ignorar su papel dentro de las ecotecnologías contradice el propósito supremo de la construcción sustentable: ahorrar energía y reducir su consumo.

La consecuencia más inmediata de esta omisión se refleja en el ámbito financiero. Al no ser reconocida formalmente como ecotecnología, la ventana queda fuera de los esquemas de apoyos, financiamientos verdes e intereses preferenciales ofrecidos por diversas entidades bancarias mexicanas. Esta situación limita la posibilidad de que los usuarios accedan a soluciones de alto desempeño energético y frena la adopción masiva de ventanas eficientes, aun cuando su impacto en el consumo energético del edificio es incuestionable.

Detrás de esta realidad subyace una responsabilidad compartida, por un lado, la ausencia de una normativa obligatoria que establezca criterios mínimos de desempeño para ventanas ha sido un lastre histórico. Pero, por otro, resulta ineludible reconocer la falta de iniciativas del propio sector de la ventana para reclamar este espacio como un derecho legítimo de los usuarios y como una aportación estratégica a la sustentabilidad.

Durante demasiado tiempo, la ventana ha sido percibida como un elemento secundario, decorativo o meramente funcional, cuando en realidad es una pieza tecnológica compleja que integra vidrio, marcos, herrajes y sellos, cuyo desempeño puede medirse, certificarse y compararse. La industria cuenta con argumentos técnicos sólidos: reducción de cargas térmicas, mejora del confort interior, disminución del uso de sistemas activos de climatización y, en consecuencia, ahorro económico a largo plazo. Sin embargo, estos argumentos no han logrado posicionarse con la fuerza necesaria en el discurso público, institucional y financiero.

La falta de impulso para comunicar estas aportaciones ha tenido un costo alto para nuestro sector. Al quedar fuera del concepto de ecotecnología, la ventana pierde visibilidad, valor percibido y oportunidades de desarrollo. Más aún, se priva al usuario final de acceder a soluciones que impactan directamente en su economía doméstica y en su calidad de vida. No obstante, la ausencia de una regulación obligatoria no debe ser un motivo de desaliento. Por el contrario, representa una oportunidad estratégica para que el sector de la ventana se imponga en un espacio discursivo de valor que aún puede ganarse. La construcción sustentable no se define únicamente por lo que dicta un mercado poco informado, sino también por aquello que la industria es capaz de demostrar, comunicar y posicionar con evidencia técnica.

Reclamar el lugar de la ventana dentro de las ecotecnologías implica articular un mensaje claro y unificado: sin ventanas eficientes, no hay edificios energéticamente responsables. Implica también dialogar con entidades financieras, organismos certificadores y autoridades para integrar criterios de desempeño de la ventana en esquemas de financiamiento verde. Y, sobre todo, implica asumir que el silencio del sector ha contribuido a esta exclusión.

El futuro de la construcción sustentable exige una visión integral de la envolvente, donde cada componente sea reconocido por su aporte real al desempeño energético. En ese futuro, la ventana no puede seguir siendo la gran ausente. Convertirla en protagonista es una tarea pendiente, pero alcanzable, si el sector decide ocupar con firmeza el espacio que le corresponde.

Reconocer el valor de la ventana y defenderlo es el primer paso que debe dar nuestro sector para que deje de ser la ecotecnología olvidada y se convierta en un pilar indiscutible de la construcción sustentable en México.

En mi opinión,
Jose Manuel Barceló 
Presidente de AMEVEC

Colaboración: AMEVEC

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