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México ante el desafío de convertirse en hub regional de innovación en vidrio y cerramientos

En los últimos años, México ha captado la atención de numerosas empresas europeas dedicadas al sector del vidrio, las ventanas y los cerramientos. Su tamaño de mercado, el dinamismo de la construcción y su posición estratégica entre Estados Unidos y América Latina lo convierten en un punto de interés natural para la expansión internacional. Sin embargo, el potencial que ofrece el país viene acompañado de desafíos estructurales que muchas veces sorprenden —y en ocasiones frustran— a quienes llegan con expectativas de un entorno similar al europeo.

Lo que en un inicio parece un terreno fértil para los negocios pronto se revela como un ecosistema complejo y fragmentado. Las carencias en normativas, la falta de procesos de certificación estandarizados y la ausencia de una cultura industrial cohesionada dificultan el desarrollo de un mercado sólido y competitivo. A esto se suma una cultura empresarial local que, pese a los avances, todavía muestra cierta resistencia a la colaboración y al trabajo conjunto entre competidores y proveedores.

No obstante, sería un error pensar que la responsabilidad de este atraso recae únicamente en el entorno mexicano. Muchas de las empresas extranjeras que llegan al país lo hacen con una visión cortoplacista, enfocadas exclusivamente en aprovechar las oportunidades de negocio inmediatas, sin mostrar un compromiso real con el fortalecimiento del mercado en su conjunto. Esta falta de empatía y de involucramiento profundo limita el impacto positivo que podrían tener sobre la modernización del sector.

, México no ha alcanzado todavía el nivel de desarrollo técnico e industrial de otras regiones, precisamente ahí reside la oportunidad para que las empresas con mayor experiencia actúen como catalizadores del cambio. En lugar de adoptar un papel distante, podrían asumir una posición de aliados estratégicos, impulsando estándares de calidad, innovación tecnológica y formación especializada.

La modernización de un sector no ocurre de manera espontánea. 

Requiere compromiso, inversión y una visión compartida entre todos los actores involucrados. Cuando las empresas internacionales eligen operar desde la distancia, sin integrarse a las dinámicas locales, el resultado es una relación desigual: el mercado mexicano continúa rezagado y las oportunidades de desarrollo se diluyen en transacciones aisladas. Esta dinámica no solo perjudica al país anfitrión. También debilita la posición de las propias empresas extranjeras, que terminan enfrentando un entorno comercial ineficiente y un mercado sin estándares que garanticen la calidad y la durabilidad de sus productos. En otras palabras, la falta de colaboración se convierte en un obstáculo mutuo que impide construir una industria robusta y sostenible.

México tiene, sin duda, los elementos necesarios para convertirse en un centro regional de innovación y producción en materia de cerramientos y vidrio arquitectónico. Su ubicación estratégica, su cercanía con el mercado norteamericano y su capacidad industrial ofrecen una plataforma incomparable para proyectar el crecimiento hacia toda América Latina. Pero alcanzar ese nivel exige algo más que inversión: requiere un compromiso activo y sostenido de quienes participan en el mercado.

Las empresas europeas, con su experiencia en procesos, normativas y eficiencia energética, están en una posición privilegiada para liderar este proceso de transformación. No basta con vender productos o instalar filiales comerciales; es necesario invertir en transferencia tecnológica, certificación de procesos, investigación aplicada y formación de talento local. Solo a través de estas acciones podrá generarse un ecosistema industrial verdaderamente competitivo y alineado con los estándares internacionales.

De igual forma, las empresas mexicanas deben asumir un papel más propositivo, dejando atrás la lógica del aislamiento y la competencia desleal que históricamente ha limitado el crecimiento del sector. La apertura a la colaboración, la búsqueda de calidad y la profesionalización de la cadena de valor son condiciones indispensables para aprovechar las oportunidades que hoy ofrece el mercado global.

El desafío, entonces, no es solo técnico o económico, sino también cultural. Implica construir confianza entre los diferentes actores, establecer canales de comunicación efectivos y promover una visión de largo plazo en la que todos ganen. En este sentido, la cooperación entre empresas nacionales y extranjeras debe basarse en principios de corresponsabilidad y beneficio mutuo.

Es precisamente en este contexto donde la Asociación Mexicana de Ventanas y Cerramientos (AMEVEC) ha asumido un papel fundamental. Como plataforma integradora, AMEVEC se ha consolidado como el espacio donde convergen los intereses de fabricantes, distribuidores, proveedores de tecnología y especialistas del sector. Su labor consiste en abrir canales de diálogo, fomentar la capacitación y promover la adopción de estándares internacionales que fortalezcan la competitividad del mercado mexicano.

Gracias a su iniciativa, empresas nacionales y extranjeras cuentan con un foro de colaboración donde pueden compartir conocimiento, generar alianzas y desarrollar proyectos conjuntos orientados a la innovación y la sustentabilidad. AMEVEC no solo articula esfuerzos; también impulsa la creación de una visión compartida que reconoce que el crecimiento del mercado depende del esfuerzo colectivo.

La transformación del sector no será inmediata ni sencilla, pero es posible si todos los actores asumen su parte de responsabilidad. México no necesita benefactores, sino socios comprometidos que apuesten por el futuro del mercado con convicción y visión estratégica. Las empresas que entiendan esto no solo encontrarán oportunidades de negocio, sino también un lugar en la construcción de una industria moderna, sólida y competitiva.

En mi opinión, el potencial está ahí. Lo que falta es voluntad para convertirlo en realidad. Con colaboración, confianza y compromiso, México puede dejar de ser un mercado rezagado para convertirse en un referente regional del vidrio y los cerramientos, demostrando que la responsabilidad compartida es la base del progreso sostenible.

En mi opinión 
José Manuel Barceló
Presidente de AMEVEC

Colaboración: AMEVEC

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