Cuando se piensa en una fachada de vidrio, lo primero que llama la atención es su transparencia y estética. Sin embargo, detrás de esa superficie brillante existe un sistema complejo que asegura que el edificio sea seguro, hermético y duradero. En ese sistema, los silicones estructurales y de intemperie cumplen un rol fundamental.

Seguridad estructural
Los silicones estructurales son los que cargan con la tarea más exigente: unir el vidrio a los marcos de aluminio.
Un silicón estructural no es solo un adhesivo: es un componente calculado. Debe soportar cargas de viento en fachadas de gran altura, resistir ciclos de dilatación y retracción, y hacerlo durante décadas. La diferencia entre un proyecto confiable y uno riesgoso está en la correcta selección del producto y en las pruebas de compatibilidad con vidrios, marcos de aluminio y los recubrimientos del mismo marco de aluminio.
Por eso, cada vez que un arquitecto apuesta por un diseño con fachada de vidrio, detrás hay un protocolo de ensayos, cálculos de silicón y verificaciones o controles de calidad durante su aplicación, que garantizan que la estética nunca comprometa la seguridad.

El escudo frente a la intemperie
Los silicones de intemperie, en cambio, son los que trabajan contra la filtración de agua en tormentas, la fuga de aire en climas extremos y la degradación por radiación UV. Un error en la elección, un mal detalle o un sellador inadecuado puede traducirse en condensaciones internas, manchas, costos de mantenimiento o incluso en fallas prematuras del sistema.
Por eso, los selladores de intemperie modernos se diseñan para resistir exposición prolongada al sol, lluvia, viento y contaminantes urbanos, al mismo tiempo que permiten el movimiento de la junta sin perder adhesión.
El detalle de color en los sellos de intemperie ha pasado de ser un aspecto secundario a convertirse en un recurso de diseño. La posibilidad de contar con una paleta amplia permite integrar las juntas con los elementos adyacentes, disimular uniones para que el vidrio parezca continuo, o al contrario, resaltar ritmos modulares con tonos contrastantes.
Así, el silicón no solo aporta seguridad y resistencia, también contribuye a la expresión arquitectónica del proyecto.
Ambos deben complementarse: el silicón estructural se selecciona por resistencia y adhesión; el silicón de intemperie por movimiento, estanqueidad, durabilidad y compatibilidad.
La elección del silicón adecuado no es un detalle menor: es la base de un sistema confiable. En este camino, Sellasilicones se convierte en el aliado estratégico que no solo acerca al mercado soluciones de alto desempeño, sino que además acompaña a arquitectos, especificadores y constructores con la asesoría técnica necesaria para lograr resultados seguros, eficientes y estéticamente impecables.Especificarlos correctamente, ensayarlos y aprovechar todas sus prestaciones —desde la resistencia estructural hasta la versatilidad de colores— es la mejor inversión para que la obra brille no solo el día de la inauguración, sino también