La madera termocarbonizada, también conocida como madera quemada o shou sugi ban en japonés, es un proceso antiguo que ha experimentado un resurgimiento en popularidad en la arquitectura moderna, especialmente en la creación de fachadas. Este método implica someter la madera a altas temperaturas controladas, lo que carboniza la capa superficial de la madera, creando una barrera natural contra la humedad, los insectos y la descomposición. Este proceso no solo mejora la durabilidad de la madera, sino que también resalta su textura y color, otorgándole un aspecto único y estético a las estructuras.
Una de las principales ventajas de utilizar madera termocarbonizada en fachadas es su resistencia a la intemperie y a los elementos ambientales. La carbonización crea una capa protectora que ayuda a la madera a resistir la humedad, la radiación UV y otros factores que podrían dañarla con el tiempo. Esto hace que sea una opción ideal para aplicaciones exteriores donde la madera está expuesta constantemente a condiciones adversas.
Beneficios estéticos y sustentables
El proceso de carbonización resalta las vetas naturales de la madera y crea tonos oscuros que pueden variar desde un marrón profundo hasta un negro intenso, dependiendo de la técnica utilizada y el tipo de madera. Esto permite a los arquitectos y diseñadores crear fachadas con un aspecto distintivo y contemporáneo que se integra bien con una variedad de estilos arquitectónicos.
Al utilizar técnicas de carbonización controlada, se puede prolongar significativamente la vida útil de la madera, lo que reduce la necesidad de reemplazarla con frecuencia. Además, al ser un material natural y renovable, la madera es una opción respetuosa con el medio ambiente en comparación con otros materiales de fachada más convencionales.